21 de julio de 2011

Contra las "Obras completas" de Monsiváis



"Gatourna" de Francisco Toledo

El 17 de marzo de 2007 recibí un generoso correo electrónico de Juan Villoro. Unos días antes le había regalado mi libro La ciudad como texto. La crónica urbana de Carlos Monsiváis. Ahora que Monsiváis ha cumplido un año de muerto, lo que dice Villoro sobre unas posibles Obras Completas de Monsiváis me parece preciso. Aquí sus palabras:

Estimado Jezreel:
Acabo de leer tu libro, con gran gusto. Se trata, sin duda, de una referencia muy necesaria para seguir a Monsiváis. Uno de los desafíos de su escritura es la forma en que circula. Ha recopilado un pequeño porcentaje de todo lo que ha escrito y no lo ha ordenado de manera temática. Su probado desinterés en construir una Obra lo honra como persona -alguien más dedicado al presente que a construir su estatua-; sin embargo, esto hace que sus textos sean una galaxia dispersa. Me preocupa que entren de manera indiscriminada en unas Obras Completas. Varias veces he hablado del asunto con el propio Monsiváis, pero evade la necesidad de reunir sus trabajos de manera orgánica y temática con las bromas que lo han hecho famoso. Tu libro centra su producción en uno de sus aspectos decisivos. Gracias a tu mirada, se ordena la concepción urbana de Monsiváis. Creo que es la lectura -la recepción- de Monsiváis lo que le dará lógica retrospectiva a su estética de la multiplicidad y del fragmento, fenómeno a fin de cuentas muy benjaminiano. Tu libro es un momento decisivo de ese ejercicio.
Me parece que encuentras el tono justo para transitar del análisis social a la literatura. Mezclas con habilidad las referencias de teóricos como Berman, Sarlo, García Canclini, Reguillo, Benjamin y otros, con poetas y narradores. Naturalmente, me dio mucho gusto verme incluido en esa selección.
En fin, disfruté mucho la lectura de tu libro, que me parece esencial.
Felicidades.

Un abrazo
Juan Villoro

Como afirma Villoro, parece peligroso realizar una edición de sus Obras completas, no sólo porque el proyecto sería abrumador y posiblemente inacabable, sino porque temo que la consecuencia inmediata sería dejar de leerlo. Ahí está el caso de Alfonso Reyes, cuyas Obras completas (editadas por el Fondo de Cultura Económica) fueron al mismo tiempo una consagración y un alejamiento del público lector. En ese sentido hay que considerar que Monsiváis ejercía una autocrítica despiadada, lo que le impedía llevar muchos de sus textos periodísticos al formato de libro; unas Obras completas irían en contrasentido a este empeño por la autocrítica y el cuidado de la forma. Además, estaba en el carácter rebelde de Monsiváis ese afán de no dejar una obra concluida, sino todo lo contrario; Monsiváis buscaba dar cuenta de la contemporaneidad a través de una obra fragmentaria, fugaz y siempre modificable.
En “Monsiváis después de Monsiváis”, un texto publicado días después de su muerte, Rafael Lemus escribía lo siguiente:

No vale la pena hacerse ilusiones: ni siquiera el trabajo más meticuloso logrará reunir la mayor parte de la obra de Monsiváis. Sencillamente no hay manera porque más o menos la mitad de su legado es intangible […] En vida Carlos Monsiváis no necesitó ordenar sus escritos en un corpus coherente y unitario para construir una de las obras más destacadas de la cultura mexicana; ¿por qué habría de necesitarlo en la muerte? […] ¿No sería mejor librarlo del trato reservado a los Grandes Autores Nacionales y dejar que su obra se conserve y propague a través de, digamos, antologías sesgadas e inventivas?

Concuerdo, en esto, con Lemus. Si algún día se editan sus Obras completas, será ya un modo de traicionar el espíritu que animó a Monsiváis a ser lo que fue: uno de nuestros mayores heterodoxos.

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