31 de agosto de 2011

Noche chilena

Soñé que alguien me explicaba de otro modo lo que ocurre actualmente en Chile. “Las movilizaciones sociales –me decía– se deben a que hace cinco años se publicó un singular libro sobre erotismo”. El título era Afectos corporales y narrativas apocalípticas (o algo similar) y había sido escrito por una psicoanalista de edad avanzada cuyo nombre correspondía al de Camila Vallejo. “Los estudiantes organizaron lo del Besatón como un homenaje a esa obra heterodoxa que predica rebeldía y alienta a buscar una ética de las pasiones” –insistía mi elocuente interlocutor. Recorría entonces largas calles, entraba a innumerables librerías y revisaba los catálogos de bibliotecas de muchos pisos en busca de un ejemplar. Preguntaba a amigos y desconocidos sobre el enigmático libro: todos lo habían leído, hablaban maravillas, pero nadie poseía un volumen que prestarme, lo habían regalado o extraviado. Luego de un infructuoso recorrido por Santiago, finalmente encontraba una pinta sobre un muro ya corroído. Esto decía: “No hay utopías válidas si no incluyen la palabra deseo; la pasión política no es ajena al discurso del cuerpo” C.V.

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