28 de octubre de 2010

Descifrar la voz

Hay enigmas habituales y no por ello menos dolorosos. Después de cierto tiempo, uno aprende a reconocer lo que ocurre del otro lado del teléfono. Veo cómo alza el auricular y escucho su tono de voz. Entonces sé quién está en el otro extremo de la línea. La distancia se descifra mientras se agudizan mis sentidos. En parte son sus gestos, el modo en que mira el horizonte o aprieta los labios. También acaso el cruce de las piernas o el movimiento rítmico del calzado sobre el piso. Y la voz, que puede ser grave, impaciente o dulce; incluso en ocasiones de un registro antiguo, casi infantil. Entonces descubro que habla con su padre, con el contador o con su mejor amiga. También a veces entiendo que al otro lado se halla una voz enemiga.

2 comentarios:

  1. Culpa de las malas interpretaciones caemos en los errores...como nos juega trampas nuestra mente;).
    Saludos!.

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