Una dadivosa providencia permite, sin embargo, que la espera nunca se vuelva infinita. Todos aquellos cielos sin sentido deben soportarse sabiendo que habrá horizontes mejores (no más límpidos, sino de algún modo más arrebatadores). Tengo en la mente, cada vez que observo el cielo, aquel ejercicio que recomendaba Roger-Pol Droit en su libro 101 experiencias de filosofía cotidiana: hay que mirar el firmamento como si fuese un lienzo. Cuando lo hago, más que los espirales celestes de Van Gogh, espero ver algunas de esas nubes que pueblan los paisajes tormentosos y al mismo tiempo iluminados de Bierstadt; los altocúmulos de Stephens; acaso algunos cielos similares a los que retrataba Pissarro; y con suerte una de aquellas bóvedas celestes realmente insólitas, como aquella muy enigmática que le tocó a El Greco apreciar en Toledo. Por suerte, de vez en cuando, el deseo alcanza lo que anhela y algún paisaje de Turner aparece frente a los ojos y se vuelve perdurable.
He aquí de lo que hablo. Algunas imágenes tomadas, a lo largo de los años, a la expectativa de los brochazos aéreos:








Todas las imágenes son hermosas, muchas gracias y que tengas un bonito día.
ResponderEliminar"El Arte es el corazón de la sangre"
Henrik Ibsen