Cantar la depresión es un arte. Sin duda. Requiere la fortaleza de no dejarse arrastrar hacia el abismo de la cursilería o la flagelación. Y es que, en general, el dolor vuelve extrema la expresividad (lo emotivo es un vértigo ajeno al buen gusto).
Suele ocurrir que el fondo de las cosas determina el modo de expresarlas. El cliché lo confirma: uno grita enojado y suspira nostálgico. Así, el tono de una canción azotada se asocia con el blues (‘Champion’ Jack Dupree es un buen ejemplo) o con Chavela Vargas (nuestra aguardientosa voz vernácula).
Pero sucede, a veces, que justo el contraste es lo que impera a la hora de cantar la depresión. En mi ipod tengo una lista de reproducción titulada "Sweet sadness". En ella aparecen canciones que muestran la ambivalencia real que implica estar en estados de tristeza profunda: se va de un extremo al otro… momentos de total bajoneo y de total exaltación, arrebato que precede al desconsuelo, que precede al ímpetu, que precede al abatimiento… Una espiral que creemos no tendrá fin. La dicha de la congoja.
Entre las tristezas y angustias cantadas con alegría y excitación aparecen en dicha lista, canciones de Juan Gabriel (“Insensible”), The Cure (“Boys don’t cry”), Polo Montañez (“Un montón de estrellas”), Yuri Buenaventura (“Mala vida”), Gloria Gaynor (“I will survive”) y The Beatles (“Help”, en la hermosa versión en la cual a John se le olvida la letra). Pero quizá la que me parece más precisa de todas las canciones incluidas es una cantada por Menudo, en cuyo título (“Claridad”) se encuentra ya la búsqueda de algún subterfugio por el cual escabullirse, un subterfugio para dejar de estar atraídos por la fuerza de gravitación de ese hoyo negro que es la depresión. La letra es una especie de ruego cuyo momento cumbre es, por supuesto, cuando aparece la afirmación reiterada "sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí". Acá la letra (que podría también hablar de la relación que tiene un adicto con su objeto de obsesión) y el video:
Ven claridad, llega ya, amanece
de una vez, claridad, por piedad, mata sombras,
dame luz, resplandor, libertad,
para no soñarla más, no ya no, nunca más,
que vuelvo a su esclavitud,
ah ah ah, que vuelvo a su esclavitud.
Ven claridad, quédate, y no vuelvas a escapar,
no te lleves el sol, que no quiero recordar
su figura, su voz, cada noche que pasó
como ayer, como hoy,
que vuelvo a su esclavitud,
ah ah ah, que vuelvo a su esclavitud.
Sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí.
Ven claridad, llega ya, trágate la oscuridad,
llega ya, vuela ya, que el soñar me va a matar,
basta ya de esperar, de la misma forma,
sí necesito tu luz,
que vuelvo a su esclavitud,
ah ah ah, que vuelvo a su esclavitud.
Coloreando el cielo de azul me siento un poco mejor, mejor
llena mi ventana de luz, se desdibuja su amor, su amor.
En la penumbra llega el miedo, llega a quebrarme la razón.
Ella es sólo soledad y silencio.
No más, regresa claridad.
Sol, claridad, viva luz, el trabajo, la ciudad,
caminar y vivir, como entonces, como fui,
claridad, quédate, esta noche,
sobre mí, claridad, plenitud,
que olvide su esclavitud,
ah ah ah, que olvide su esclavitud.
Ven claridad, llega ya, trágate la oscuridad,
llega ya, vuela ya, que el soñar me va a matar,
basta ya de esperar, de la misma forma,
sí necesito tu luz,
que vuelvo a su esclavitud,
ah ah ah, que vuelvo a su esclavitud.
Coloreando el cielo de azul me siento un poco mejor, mejor,
llena mi ventana de luz, se desdibuja su amor, su amor.
En la penumbra llega el miedo, llega a quebrarme la razón.
Ella es solo soledad y silencio.
No más, regresa claridad.
Que olvide su esclavitud, ven, ven, ven.
Que olvide su esclavitud, ven, ven, ven.
Que olvide su esclavitud, ven, ven, ven.
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1. Por alguna razón las canciones de las que he hablado en este post me remiten, irremediablemente, a mi amigo Pablo Martínez. (También el baile risible de Menudo).
2. ¿Alguien ha visto el surrealista video de "Un millón de maneras de olvidarte" de Fandango (rola también incluida en mi “dichosa” playlist)? Acá, por si se atreven: http://www.youtube.com/watch?v=2Fp8JZUxc8A
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