En un fragmento de su libro La vergüenza, Annie Ernaux habla sobre la escritura confesional (de la que me he servido tanto en este blog). Dice así: "Es la primera vez que describo esta escena. Hasta hoy siempre me había parecido imposible, ni siquiera en un diario íntimo. Como si el hecho de escribirla fuera algo prohibido que iría acompañado inevitablemente de un castigo. Quizás el de no poder escribir nada después ... Ahora, luego de haber conseguido describir esta escena, tengo la impresión de que se trata de un suceso banal, mucho más frecuente en las familias de lo que entonces me hubiera podido imaginar. Quizá la escritura convierta en normal cualquier suceso, incluso el más dramático".
En las palabras de Ernaux se halla buena parte del impulso que cualquiera tiene a la hora de escribir un diario (sobre todo si se vuelve público). Lo compruebo al leer una página del mío:
"Si hiciese un recuento de mis equivocaciones, la lista no sería infinita, pero sí, en cambio, muy vergonzosa".
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