Anoche soñé que yo iba caminando por la playa cuando en el horizonte aparecías tú. Tu imagen iba haciéndose clara conforme avanzabas hacia mí. Extendías tu mano para saludarme, pero tus dedos se convertían en plumas y las plumas en unas alas largas, de un tono negro con tintes de colores. Te echabas a volar sobre las olas, un grupo de aves más pequeñas te seguían; te veía desaparecer tras la línea divisoria entre el cielo y la tierra. (J.E.)
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Soñé que mientras dormía, un grillo se llevaba mis pupilas. A cambio, me dejaba enterradas sus antenas en el corazón. Yo veía en blanco y negro, y una especie de lodo caliente salía de mis pechos. Intensamente. Entonces el grillo entraba en mis oídos y cantaba al interior de mi cabeza... El sonido era tan poderoso que hacía vibrar las antenas enterradas y con ellas a mi corazón. Aunque ya no podía ver, me parecía un intercambio justo. Tú eras ese grillo. (J.B.P.)
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Te acabo de soñar. ¡Soñé que vendías café y tacos! Te miraba en medio de tanta destrucción y era extraño porque a pesar de ello, me parecías afortunado por tener un buen café y unos jugosos tacos, mientras yo tenía nada. Entonces pensé que uno está destinado a cierta vida que no cambia ni en los sueños. De hecho, últimamente te haces presente en mis sueños y lo único que puedo recordar es que al final de todo huyes. ¿De qué? No lo sé. Entonces entro en una terrible obsesión por interpretar lo que veo dormida y… (M.M.N.)
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