De los opuestos, venganza y perdón son disonantes pero difíciles de asir en la práctica cotidiana. Algo parecido a lo que ocurre con la culpa y la responsabilidad. Al reflexionar sobre los usos que le damos al pasado Todorov hacía una distinción entre la memoria literal y la memoria ejemplar. La primera “convierte en insuperable el viejo acontecimiento, desemboca a fin de cuentas en el sometimiento del presente al pasado. El uso ejemplar, por el contrario, permite utilizar el pasado con vistas al presente, aprovechar las lecciones de las injusticias sufridas para luchar contra las que se producen hoy día, y separarse del yo para ir hacia el otro”. Hannah Arendt dice algo igual de significativo. Según su visión mientras la venganza mantiene la conexión con el acto, el perdón nos libera de aquel. "El acto de perdonar es la única reacción (…) no condicionada por el acto que la provocó y por tanto, liberadora de sus consecuencias, tanto para el que perdona como para el perdonado". Repetírmelo una y otra vez.
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